El model 3 de Tesla, puede cambiar el mundo.

La segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX se caracterizaron por el descubrimiento e implantación de la electricidad en las sociedades modernas. Fueron los tiempos de Thomas Edison, Alexander Graham Bell y Nikola Tesla. La electricidad era la nueva moda, pero por varias razones dicha moda no prosperó en la industria automovilística.

 

El primer automóvil con motor de combustión interna lo inventó en 1807 François Isaac de Rivaz, pero no fué hasta 1886 cuando el ingeniero alemán Karl Benz lo perfeccionó lo suficiente para ser útil y de uso cuotidiano. No obstante, la clave para entender por qué triunfó el motor de combustión interna reside en Estados Unidos, donde en 1903 Henry Ford fundó la empresa que en aquellos tiempos supuso una revolución: Ford Motor Company. En aquellos tiempos el Mercado del automóvil estaba igualmente dividido, de manera que los coches eléctricos suponían un 38%, los de vapor un 40% y los de gasolina un 22%. En 1907 Ford sacó a la venta el Model T con el cuál conquistó el mercado, cuyo atributo distintivo era la escalabilidad.

 

Las principales dificultades que presentaban los coches eléctricos ya en aquellos tiempos se pueden resumir en 3 puntos:

 

  • Alcance. Una principal desventaja respecto a la alternativa del motor de combustión, que se puede recargar tan fácilmente como rellenando el depósito. Por el contrario, las baterías tradicionales tienen largos tiempos de carga. Hay que añadir que la red eléctrica de principios de siglo no era tan extensa como lo es ahora.
  • Conducción. Los primeros coches eléctricos eran más parecidos a los carritos de golf que a cualquier automóvil que podamos ver ahora en la carretera. Como consecuencia, existía la preocupación legítima de si era fiable y seguro hacer largos trayectos con un coche que parecía de juguete.
  • Precio. Un problema de base de cualquier instrumento que utilice baterías es el elevado coste que tienen. En el caso de los coches, supone una proporción muy significativa del precio del vehículo.

 

Durante el último siglo, la industria del automóvil ha sufrido muy pocos cambios si lo relativizamos a lo que han llegado a cambiar las sociedades y la gran transformación tecnológica que hemos experimentado. Por el contrario, los coches siguen funcionando con motores de combustión interna basados en el principio de transformar energía de la explosión de gasolina de forma controlada en los cilindros a cinética mediante unos ejes que transmiten esta energía a las ruedas para impulsar el vehículo en la dirección deseada. En ese sentido, los avances que ha sufrido el sector se han enfocado más en perfeccionar el motor, evolucionar el vehículo en temas de seguridad y prestaciones y, recientemente, optimizar y reducir el consumo de materia prima, es decir, minimizar el uso del combustible fósil. En resumen, las desventajas de los vehículos eléctricos siguen siendo las mismas que hace un siglo. Han existido avances (algunos de ellos muy positivos, como el uso del cinturón por parte de Volvo), pero la base tecnológica sigue siendo la misma. Pocos sectores se han mantenido tan estancados durante períodos tan largos. En gran medida esto se puede explicar por las peculiaridades del sector, que podemos sintetizar en 2 puntos.

 

  • Altas barreras de entrada. La magnitud de esta obstrucción a la entrada de nuevas empresas se puede notar en el hecho que en Estados Unidos desde 1925 no se ha consolidado ninguna empresa nueva en el sector, siendo Chrysler el actor más nuevo. Establecer una empresa de producción de vehículos requiere un capital inicial muy elevado. Pensemos que antes que el producto llegue a la tienda han sido necesarios años de investigación, diseño y la construcción de la planta de producción. Un coche es demasiado caro para poder sobrevivir vendiendo pocas unidades a la vez que la empresa gana dinero, a que los costes a distribuir sobre cada unidad serían astronómicos. La alternativa es producir muchas unidades y esto requiere grandes instalaciones de producción (de hecho esta fue la gran baza que explotó el Model T de Ford).
  • El sector no asume internamente los costes negativos que supone su actividad. El uso de vehículos cuya fuente de energía son combustibles fósiles tiene como consecuencia la emisión de partículas contaminantes. Si las empresas productoras asumieran los costes de estas emisiones se les incentivaría a producir vehículos cada vez menos contaminantes ya que de esta forma se ahorrarían costes. Por razones que se alejan del motivo del artículo las empresas no asumen dichos costes de forma que el único motivo por el cuál las empresas productoras pueden verse inclinadas a invertir recursos en hacer coches menos contaminantes son el precio del crudo, que puede decantar la decisión de compra de los consumidores, y la demanda de coches ecológicos por parte de los compradores, sea porque están concienciados del cambio climático, quieren ahorrar en combustible, etc.

 

Estas desventajas de los vehículos eléctricos no había cambiado en absoluto cuando en la última década varias start-ups y emprendedores volvieron a afrontar el problema. Inicialmente, los coches eléctricos modernos eran el resultado de excentricidades y desafíos para competiciones de vehículos sin emisiones, sin preocuparse en desarrollar modelos de negocio, se trataba de superar el reto de la viabilidad. Entre este grupo de start-ups se encontraba una empresa llamada AC Propulsion, que después de incorporar a Elon Musk (actual CEO) pasó llamarse Tesla Motors, con el objetivo de desarrollar y comercializar coches eléctricos para el gran público.

 

 

El plan maestro de la compañía pasaba por 3 grandes fases: una primera fase en la cuál los vehículos serían exclusivos debido a su alto precio, pero que servirían como base para empezar a perfeccionar la tecnología, adquirir conocimiento y conseguir financiamiento para las etapas posteriores. Así nació, el primer modelo comercial de Tesla, el Roadster. Ese modelo tenía como único propósito demostrar la viabilidad de los coches eléctricos, de manera que todo el esfuerzo se centró en desarrollo del motor, baterías y electrónica, prescindiendo incluso del diseño, ya que el Roadster aprovecha el chasis y carrocería de un Lotus Elise.

 

El primer modelo genuino de Tesla es el Model S, una berlina premium diseñada desde zero. Con este modelo Tesla conquistó el sector de lujo en Estados Unidos y Europa, como refleja el hecho que en Alemania hay más Model S que Clase S, Panamera y Serie 7 de Mercedes, Porsche y BMW combinados. Para aprovechar la moda del sector SUV y generar ingresos adicionales, actualmente está en fase de producción el Model X.

 

El impacto del Model 3 va a ser profundo, en el sector y en la sociedad.

 

Finalmente, llegó la revolución: el Model 3, la berlina familiar para la clase media. Después de los modelos exclusivos que permitieron el perfeccionamiento de la tecnología y la entrada de economías de escala, el modelo asequible fue presentado el pasado 31 de marzo y en una semana logró que más de 325.000 personas pagaran 1000 dólares para reservar uno cuando entre en producción. El impacto del Model 3 va a ser profundo, en el sector y en la sociedad. Como consecuencia inmediata, Tesla ha ingresado unos 325 millones y las reservas suponen un importe de más de 14 billones en el caso de hacerse efectivas. Durante todos estos años de actividad (Tesla se fundó en 2003), la compañía ha operado en pérdidas, invirtiendo varios miles de millones de dólares en R&D, como por ejemplo la construcción de la llamada Gigafactory, la planta de fabricación de baterías que una vez finalizada acumulará la capacidad productiva equivalente al resto del mundo combinado. Esto a su vez tiene como objetivo introducir fuertes economías de escala en el mundo de las baterías, con lo que se espera que su precio disminuya sustancialmente para solucionar el problema del precio. Respecto el problema del alcance, la tecnología ha ido evolucionando y, de la misma manera que hay gasolineras por todo el territorio, Tesla está construyendo estaciones de carga de forma análoga. El tiempo de carga sigue siendo superior pero se ha reducido de forma significativa mediante el uso de sistemas de carga rápida. La fiabilidad en la conducción dejó de ser un obstáculo desde el primer modelo pero como dato de referencia, el estándar de seguridad  americano NHTSA dio al Model S el rating más alto de su historia.

 

Los coches eléctricos ahora mismo ya son viables, en gran parte gracias a Tesla Motors por dar el primer gran paso, allanar el terreno para que otras empresas puedan plantearse incorporarse y presionar a las ya establecidas a hacer el gran salto para evolucionar una tecnología centenaria.

 

Guillem Roig